Por Luis Martínez Alcántara
Ángela Olazarán, una joven de 17 años originaria de Papantla, Veracruz, fue reconocida como la mejor estudiante del mundo al recibir el prestigioso Chegg.org Global Student Prize 2024. Este galardón, que premia a estudiantes excepcionales por su impacto social y académico, la posiciona como la primera mujer y la primera latinoamericana en lograr este reconocimiento.
Su proyecto innovador, Ixtlilton, un asistente médico virtual que utiliza inteligencia artificial para diagnosticar enfermedades, ha sido fundamental para su éxito y ha resonado en comunidades marginadas.
Ser la mejor estudiante del mundo no solo implica sobresalir académicamente, sino también tener un profundo compromiso con el bienestar de la sociedad. Ángela ha demostrado que la educación puede ser una poderosa herramienta para el cambio social.
Su trabajo impactó a comunidades que carecen de acceso adecuado a servicios de salud, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Al desarrollar Ixtlilton, Ángela busca no solo mejorar el acceso a diagnósticos médicos, sino también inspirar a otros jóvenes a utilizar sus habilidades en beneficio de sus comunidades.
El reconocimiento de Ángela se basa en su capacidad para fusionar tecnología y servicio comunitario. A través de su asistente médico, que interactúa en español y tutunakú, ha creado una solución inclusiva que aborda las necesidades específicas de las poblaciones indígenas en su región. Este enfoque innovador resalta cómo los jóvenes pueden utilizar sus conocimientos para resolver problemas reales y contribuir al desarrollo social. Su dedicación y visión han sido fundamentales para alcanzar este prestigioso premio.
Además de su proyecto Ixtlilton, Ángela destacó en diversas competencias nacionales e internacionales desde 2021, lo que refleja su pasión por la ciencia y la tecnología. Sus logros incluyen el primer lugar en el Concurso Nacional de Robótica y una medalla de plata en la Olimpiada Veracruzana de Informática. Estos éxitos no solo son un testimonio de su talento, sino también de su compromiso con el desarrollo tecnológico en México.
Con el premio de 100 mil dólares del Global Student Prize, Ángela Olazarán planea establecer un aula STEM en Veracruz, buscando inspirar a más jóvenes a seguir carreras científicas. Su historia es un ejemplo brillante de cómo la educación puede transformar vidas y comunidades.