Buscan minar la autoridad moral de la iglesia con el caso del Obispo Rangel

Buscan minar la credibilidad de la Iglesia Católica a través del caso del Obispo Salvador Rangel Mendoza, quien presuntamente fue víctima de un secuestro express y ahora se está posicionando en la opinión publica que es homosexual y que el hombre con el que llegó al hotel lo golpeó brutalmente, concluye el columnista Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal.

Explica el columnista que el caso del obispo Salvador Rangel ha dado un giro inesperado, alejándose de las primeras versiones proporcionadas por las autoridades. La desaparición del obispo, inicialmente tratada como un secuestro exprés, ha generado filtraciones de documentos oficiales que contradicen esta narrativa. Según informes revelados por medios como Central de Noticias de Morelos y El Universal, el obispo fue encontrado inconsciente y desnudo en un hotel, sin haber ingresado voluntariamente al hospital como se había indicado inicialmente.

Los documentos también revelan la presencia de sustancias como cocaína y benzodiacepinas en los exámenes toxicológicos del obispo, además de detalles sobre objetos personales encontrados con él en el hotel. Estos hallazgos han sembrado dudas sobre la versión oficial del caso y han llevado a cuestionamientos por parte de las autoridades y la prensa.

El gobernador interino de Morelos, Samuel Sotelo, ha expresado sus dudas sobre la versión de secuestro exprés desde el inicio, lo que ha generado un debate público sobre la situación del obispo y su reaparición posterior. La falta de declaraciones claras por parte del obispo y la Conferencia del Episcopado Mexicano ha aumentado la incertidumbre en torno a este caso.

Rangel Mendoza, una figura polémica debido a sus acciones pasadas, ahora se encuentra bajo escrutinio público y la necesidad de aclarar los eventos que rodean su desaparición y posterior aparición. La transparencia y la veracidad en las explicaciones que se den serán fundamentales para restaurar la credibilidad en la Iglesia católica y para el obispo mismo, quien enfrenta un momento crítico en su carrera pública y eclesiástica.

 

Por Luis Martínez Alcántara.