Por Luis Martínez Alcántara
Chad Chronister, sheriff del condado de Hillsborough, Florida, fue nombrado por Donald Trump como el nuevo administrador de la Administración de Control de Drogas y uno de sus objetivos es frenar el tráfico de drogas de los cárteles mexicanos.
Trump manifestó su intención de utilizar acciones contundentes, incluyendo ataques aéreos, para desmantelar laboratorios de fentanilo y otras instalaciones clave de los cárteles en México.
La Administración de Trump también contempla designar a los cárteles como “organizaciones terroristas”, lo que abriría la puerta a una mayor intervención militar.
Esta medida podría facilitar extradiciones más rápidas y severas contra líderes del narcotráfico, lo que representa un cambio significativo en la política estadounidense hacia México.
Sin embargo, este enfoque ha sido criticado por algunos sectores que argumentan que la militarización no ha resuelto los problemas subyacentes del narcotráfico y la violencia en México.
Trump prometió implementar aranceles y otras sanciones hasta que se detenga esta “invasión” de drogas. La presión sobre el gobierno mexicano para actuar más decisivamente podría resultar en un aumento en las extradiciones y una mayor colaboración en operaciones antidrogas.
El próximo director de la DEA, Chad Chronister, enfrentará un gran desafío al intentar frenar el tráfico de drogas de los cárteles mexicanos.
Las promesas de Trump para una respuesta militarizada y su enfoque en designar a los cárteles como terroristas marcan un cambio radical en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, la efectividad de estas estrategias dependerá no solo de la cooperación internacional, sino también de abordar las raíces del problema en México.