
Coda anuncia homenaje en vida a Xava Drago tras su lucha contra el cáncer
Salvador Aguilar Hurtado, conocido artísticamente como Xava Drago, vive uno de los momentos más difíciles de su carrera y su vida personal.
El carismático vocalista de Coda, banda icónica del rock mexicano de los noventa, anunció que ha sido desahuciado tras la reaparición de un cáncer gástrico que creía superado.
La noticia cayó como una bomba entre sus compañeros y amigos cercanos, quienes aún intentan asimilar lo que significa ver a su hermano de vida enfrentarse a una batalla tan dura.
En una charla íntima con Excélsior, Toño Ruiz y Chucho Esquivel, guitarrista y baterista de la banda, compartieron su experiencia tras enterarse del diagnóstico, sus recuerdos con Xava y cómo están preparando un homenaje en vida en La Maraka.
El golpe del diagnóstico: “No hay mucho que hacer más que abrazarlo”
Cuando la palabra “cáncer” entra a una conversación, lo cambia todo. Para los integrantes de Coda, el anuncio del diagnóstico fue devastador.
“Es durísimo. Lo primero que piensas es: ‘¿Cómo estás? ¿Qué sigue? ¿Qué podemos hacer?’ Y ahí empieza la lucha”.
Chucho Esquivel describe el sentimiento con crudeza: “Te hace sentir minúsculo, frágil, impotente. No hay mucho rango de acción más que abrazarlo y estar ahí. Eso es lo peor: darte cuenta de que no puedes hacer más. Y duele, duele mucho.”
Y confiesan que aún no logra procesar el diagnóstico.
“Tenemos casi 40 años de ser amigos. De pelearnos, reconciliarnos, tocar, vivir todo juntos. Y ahora ver a Xava enfrentando esto… cuesta mucho entenderlo.”
La batalla contra el cáncer del vocalista de Coda
A pesar del deterioro físico, Xava se mantiene entero, con la determinación y carácter que siempre lo han definido.
“Verlo así, entero, con esa fuerza, nos confronta”, dice Toño. “Nos hace decir: ‘Aprovecha lo que tienes’. Porque él, en su situación, todavía te da ejemplo de lo que es vivir de verdad.”
Ambos músicos coinciden en que esta experiencia ha sido una sacudida que les ha recordado lo que importa:
“Vivimos atrapados en el trabajo, las deudas, lo urgente… y se nos olvida lo esencial. Una sonrisa, un abrazo, decirle a la gente que la quieres. No quedarte con nada, porque nadie tiene nada comprado. Podemos salir de aquí y ya no regresar.”
Una amistad que nació antes de Coda gracias al rock
Xava no llegó a Coda por casualidad: los lazos entre él, Toño y Chucho se formaron desde mucho antes.
“Lo conocí cuando tenía como 17 años”, recuerda Toño. “Cada quien estaba en una banda distinta. Coincidimos en conciertos del under metalero de la ciudad, en lugares como El Forís Avelino. Un día vi a un morro brincando por todo el escenario y gritando como loco. Me impactó. Desde ahí nos hicimos amigos.”
Chucho lo había visto incluso antes, tocando con Ultimátum. “Era una bandota. Él estaba como suplente o ya había entrado. Tenía unas mallas de leopardo, se veía rarísimo… pero cantaba con una potencia impresionante.”
Con el tiempo, los caminos se cruzaron oficialmente en Coda, y desde entonces la historia se escribió a base de guitarras distorsionadas, escenarios reventados y una hermandad inquebrantable.