Por Luis Martínez Alcántara
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, calificó de “injusta” la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio provenientes de México y argumenta que esta medida carece de justificación, ya que nuestro país importa más acero y aluminio de Estados Unidos de lo que exporta, resultando en una balanza comercial favorable para el país norteamericano.
Según datos presentados por Ebrard, Estados Unidos mantiene un superávit de aproximadamente 6.897 millones de dólares en el comercio de estos metales con México. Esta situación convierte a México en el principal destino de las exportaciones siderúrgicas estadounidenses, representando el 52% de sus ventas globales al cierre de 2024.
La imposición de estos aranceles, programada para entrar en vigor el 12 de marzo, podría afectar negativamente a industrias clave en ambos países, especialmente la automotriz, que depende en gran medida del acero y aluminio para su producción. El secretario de Economía de México enfatizó que esta medida es una “mala idea” que perjudica la integración económica de Norteamérica y podría ser contraproducente para Estados Unidos.
En respuesta, el gobierno mexicano anunció que buscará consultas con las autoridades estadounidenses para presentar sus argumentos y persuadirlos de revertir la decisión. La presidenta Claudia Sheinbaum destacó la importancia de mantener la unidad en la región para competir eficazmente contra mercados asiáticos y subrayó que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha beneficiado a las tres naciones.
Esta no es la primera vez que la administración Trump impone aranceles al acero y aluminio; en su primer mandato, implementó medidas similares que posteriormente fueron suspendidas. La situación actual plantea desafíos significativos para la relación comercial entre ambos países y podría desencadenar una guerra comercial si no se llega a un acuerdo.