El Gobierno de Venezuela se resiste a la observación electoral internacional para sus elecciones presidenciales

Los venezolanos siguen atrapados por el gobierno dictatorial de Nicolás Maduro, quien buscará a toda costa aferrarse al poder en las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio, donde no se prevén garantías democráticas para realizarlas, mientras el país se hunde en la miseria y la crisis política.

Al respecto, Andrés Manuel López Obrador se negó, en su conferencia matutina del pasado martes, a opinar sobre aquella elección presidencial:

“Es que no me quiero meter en eso porque es inclinarme a favor de un grupo y en contra de otro, entonces no acostumbro, es como si me meto a ver qué está pasando en Estados Unidos”, respondió.

En tanto, el gobierno de Estados Unidos manifestó preocupación por la decisión de revocar la invitación a la misión de la UE y aseguró que va en contra de los compromisos electorales firmados con la oposición a finales del año pasado en Barbados.

“Maduro y sus representantes deben revertir inmediatamente esta decisión y permitir una observación internacional creíble que genere confianza en el proceso electoral”, afirmó este jueves el portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Matthew Miller.

Desde hace una semana el chavismo venía anunciando que dejaría sin efecto la invitación de observador electoral que había cursado a la Unión Europea y este martes ejecutó dicha amenaza a través del Consejo Nacional Electoral, donde tiene mayoría.

Elvis Amoroso, su presidente, alguien muy cercano a Nicolás Maduro y su esposa, Cilia Flores, anunció que “ha quedado sin efecto” la invitación cursada el pasado mes de marzo a Bruselas para el envío de una misión de observación a las elecciones venezolanas, con el argumento de que no eliminaron las sanciones a todos los funcionarios maduristas, sólo a dos.

Ahora la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está evaluando la invitación del organismo electoral de Venezuela para desplegar un panel de expertos en los comicios presidenciales del 28 de julio en el país suramericano, dijo el jueves el portavoz del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

Stéphane Dujarric, vocero de Guterres, aclaró que a diferencia de las misiones de observación electoral de la ONU, “que requieren un mandato específico del Consejo de Seguridad o la Asamblea General, los paneles de expertos electorales no emiten declaraciones que evalúen la conducta general de los procesos electorales o sus resultados”. O sea, estaría demás su asistencia sin voz ni voto ni señalamientos.

Poco después del anuncio de la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Luis Gilberto Murillo, informó que su país no enviará una misión de observación a las elecciones presidenciales en Venezuela por razones de “tiempo” que, según dijo, impiden estructurar el envío de observadores con las “características técnicas” que exige la delegación.

“Algunas personalidades colombianas van a estar en esa observación, esperamos que se puedan superar algunas de las discusiones que hemos escuchado últimamente, en esto queremos guardar mucha prudencia”, dijo Murillo el jueves al ratificar el compromiso de su gobierno y de otros países en contribuir a lograr una salida a la crisis que atraviesa Venezuela. 

Venezuela: un problema regional e internacional

 La deriva política, electoral y socio-económica de Venezuela la ha convertido en un problema que afecta a la estabilidad regional e internacional. Es decir, América Latina y el mundo tienen en Venezuela un enorme desafío, al socavar la gobernabilidad regional e internacional.

Así se establece en un análisis elaborado para el Real Instituto Elcano, titulado “Venezuela: un problema regional e internacional”, por los investigadores Carlos Malamud y Rogelio Núñez Castellano, donde señalan que en poco más de una década (2013-2024), ha pasado de ejercer un cierto liderazgo latinoamericano e incluso internacional con Hugo Chávez (1999-2013) a convertirse en un Estado cuasi fallido bajo la presidencia de Nicolás Maduro, a partir del 2013.

En estos años se ha expulsado a millones de personas, incrementando la presión migratoria en los países vecinos (y en toda América del Sur), Estados Unidos (EEUU) y España.

Venezuela es un narco-Estado y plataforma de exportación de droga a la Unión Europea (UE) a través de diversas rutas africanas.

También es un santuario para diversos grupos criminales, como el colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Políticamente ha profundizado sus tendencias iliberales y autoritarias hasta convertirse en una dictadura, sin elecciones justas, transparentes e igualitarias.

Desde una perspectiva geopolítica aspira a destruir el statu quo internacional respaldando a regímenes autoritarios como Rusia, China e Irán.

Regionalmente, apoya a Cuba y Nicaragua y desempeña un papel desestabilizador por su presión en el Esequibo, en la frontera con Guyana. 

 

Nota de Abel López Jiménez.