Largo proceso electoral

Línea Fifí

Por Martín de J. Takagui

Recordatorio: Hoy es el 29 aniversario del asesinato de Luis Donaldo Colosio

Con el inicio de las campañas por la gubernaturas del Estado de México y de Coahuila, también arranca con mayor ímpetu la carrera por la Presidencia de la República; ya solamente faltan algunas semanas para decantar quién será el abanderado o abanderada de Morena, mientras que por la coalición opositora varios han levantado la mano para el 24.

A lo largo de la historia comicial en la segunda mitad del Siglo XX, el Estado de México ha sido algo así como un “laboratorio electoral”, ya que siempre fue el estado con el mayor padrón de electores, en donde conviven poblaciones rurales, campesina, urbanas, con sectores industriales y una clase política dominante, unida y disciplinada, que a pesar de todos los fracasos del PRI, nunca ha sido gobernada por otro partido.

Tanto para Morena, como para el PRI y el PAN, coaligados en Va Por México, al lado del PRD, es definitoria la elección mexiquense, pues hasta antes de la elección de 1999, de la que salió el gobernador Arturo Montiel, los porcentajes de votación mexiquense eran la antesala de lo que sería la elección federal.

En aquella ocasión, Arturo Montiel ganó de panzazo, sobre José Luis Durán Reveles, cuando él y toda su familia era panista, pero al año siguiente, Francisco Labastida Ochoa, llevó al PRI a su primera derrota en una elección por la Presidencia de la República.

Hace seis años, existía un gobierno federal priista, emanado del Estado de México, con Enrique Peña Nieto y el actual gobernador, Alfredo del Mazo Maza también ganó de panzazo a la maestra texcocana, Delfina Gómez, y al año siguiente, en 2018, gana el Moreno mayor Andrés Manuel López Obrador.

Hoy cono en el año 2000, el PRI está en un verdadero riesgo de perder su principal bastión desde hace más de 50 años, cuando el llamado “Grupo Atlacomulco” se consolidó a nivel nacional con la figura del profesor Carlos Hank González, logró gobertar, por decreto presidencial al entonces Distrito Federal y también, por elección constitucional al Estado de México.

La candidatura del PRI en el Estado de México, a cargo de Alejandra del Moral, ha sido calificada como débil, con una abanderada de toda la Coalición Va Por México, que no es conocida, que a fuerza de cargos populares y campaña previa por el Senado de la República, que perdió precisamente con Delfina, pretende remontar al menos 10 puntos porcentuales, de acuerdo con las últimas encuestas.

Delfina Gomez, morenista y consentida del presidente López Obrador, trae un morral de negativos que tampoco le ayudan, para empezar, su mal desempeño como presidenta municipal de Texcoco, avalada por Higinio Martínez, líder del grupo Texcoco; su desempeño gris en la Secretaría federal de Educación Pública, pero su pésima reputación al haber sido calificada como “delincuente electoral” por el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal.

Éste último hecho, podría costarle la candidatura, pues cuando se ha señalado formalmente como delincuente electoral a una persona, en automático tendría que ser inelegible, pero con el presidente López Obrador todo puede pasar, aunque ya vimos en 2021, como cayeron los candidatos morenos de Guerrero y Michoacán.

La elección del Estado de México, inicia formalmente, pero la carrera presidencial no está ajena a lo que suceda con las candidatas mexiqueneses y sus partidos, para la elección 2024 hay un largo trayecto aún, pero no se puede perder de vista lo que suceda en la tierra dela dinastía de los Del Mazo.

Por lo que hace a las corcholatas presidenciales de Morena, las cosas no están fáciles, siempre el partido en el poder es donde más se complica la elección del candidato, el que puede darse por descartado, sin duda, aunque hace poco se le vio cerca del presidente es el senador Ricardo Monreal, pero sigue estando en primer lugar la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, seguido muy de cerca por el canciller Marcelo Ebrard y el que no pierde esperanzas es el tabasqueño y medio pariente de AMLO, Adán Augusto López.

El camino hacia el 2024 es aún muy largo y todos se encuentran nerviosos, ansiosos y muy ganosos de ser presidente, pero, al viejo estilo priista, las condiciones están dadas, para que el presidente en turno decida quién será su sucesor.

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