PESE A SER LA PEOR EVALUADA, SE QUEDA ROSARIO PIEDRA EN LA CNDH

Por Luis Martínez Alcántara

CIUDAD DE MÉXICO.- Rosario Piedra Ibarra fue reelegida como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por el Senado de la República, a pesar de haber sido la peor evaluada entre las candidatas. La votación se llevó a cabo en medio de controversias y críticas por parte de la oposición, quienes cuestionaron la idoneidad de Piedra para continuar al frente del organismo. 

Los senadores de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, Luis Donaldo Colosio y Daniel Barreda, colocaron una mega manta en el pleno con las calificaciones obtenidas por los aspirantes, y así recordar a los senadores del oficialismo que Rosario Piedra fue la peor evaluada en las comisiones de Justicia y Derechos Humanos

Su reelección se logró gracias al respaldo mayoritario de Morena y sus aliados, quienes defendieron su gestión y argumentaron la necesidad de dar continuidad a su trabajo.

La decisión del Senado dejó fuera de la contienda a Nashieli Ramírez, quien era impulsada por un grupo de legisladores afines a la presidenta Claudia Sheinbaum. Ramírez, quien se desempeñaba como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, contaba con el respaldo de varios senadores que veían en ella una opción para renovar la dirección de la CNDH. 

Sin embargo, la maquinaria política al interior de Morena optó por mantener a Piedra en el cargo, en una movida que algunos interpretan como un desaire a la presidenta Sheinbaum.

En un giro inesperado durante la sesión, los legisladores de Morena entonaron “Las Mañanitas” para celebrar el cumpleaños del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Este acto, que se dio en medio de un debate crucial sobre la dirección de un organismo autónomo, generó críticas por parte de la oposición, quienes lo consideraron inapropiado y una muestra de la falta de seriedad en el proceso.

Para algunos la reelección de Piedra y la celebración improvisada reflejan las tensiones y dinámicas políticas que persisten en el Senado y en la toma de decisiones sobre instituciones clave.