Por Luis Martínez Alcántara
CIUDAD DE MÉXICO.- El diputado federal de Morena, Armando Corona Arvizu, presentó una propuesta en la Cámara de Diputados para crear una figura de tutela compartida para las mascotas en casos de divorcio. La iniciativa, publicada en la Gaceta Parlamentaria el 16 de octubre de 2024, sugiere añadir un artículo 284 Bis al Código Civil Federal.
Según Corona Arvizu, la relación entre personas y mascotas evolucionó en los últimos años y la ley debe reconocer a los animales de compañía no como bienes materiales, sino como miembros de la familia con necesidades emocionales y físicas que también merecen protección.
El legislador explica que esta iniciativa busca evitar conflictos legales y emocionales en casos de separación, donde actualmente las mascotas son vistas legalmente como objetos de propiedad. Con la tutela compartida, se priorizaría el bienestar del animal, permitiendo que los jueces puedan decidir de manera informada y con base en factores como la estabilidad emocional de la mascota, la capacidad de cada parte para cuidarla, y el vínculo afectivo previo que la mascota haya desarrollado con cada cónyuge.
Además, la propuesta contempla que en caso de desacuerdo, un juez de familia pueda intervenir para garantizar el interés superior de la mascota. Los criterios incluirán la disponibilidad de tiempo y recursos para atender al animal, historial de abuso o negligencia y el entorno más adecuado para la estabilidad emocional del mismo. También se establece la posibilidad de una tutela compartida, en la que se definirían responsabilidades específicas para cada parte, como la alimentación y la atención veterinaria.
Algunos sectores consideran que es una medida necesaria, pues reconocen el fuerte vínculo emocional entre las personas y sus mascotas. La propuesta también busca fomentar acuerdos pacíficos entre las parejas, evitando que las mascotas se conviertan en objeto de disputas legales durante el proceso de divorcio.
Con esta iniciativa, México podría unirse a una tendencia internacional en la que se reconoce legalmente el bienestar emocional de los animales de compañía. De aprobarse, la reforma no solo reflejaría un avance en el reconocimiento jurídico de los derechos de las mascotas, sino que también representaría una transformación en la percepción social de los vínculos familiares en el país.