SABIAS Y REBELDES: MUJERES QUE TRANSFORMAN LA CIENCIA

Por Luis Martínez Alcántara

El 11 de febrero, Día Internacional de las Mujeres, las Jóvenes y las Niñas en las Ciencias, no es solo una fecha para conmemorar, sino un llamado urgente a reconocer su papel en la transformación del conocimiento. La presencia de mujeres en la ciencia no debe entenderse como una concesión, sino como una contribución esencial que amplía horizontes y genera soluciones innovadoras. Su mirada ha permitido cuestionar paradigmas establecidos y abrir caminos que antes parecían imposibles.

Cuando las mujeres hacen ciencia y reflexionan sobre su lugar en el mundo, no solo generan conocimiento, sino que también revelan dimensiones antes ignoradas. Sus preguntas y proyectos, tanto individuales como colectivos, han cambiado la manera en que entendemos la realidad. La ciencia no solo avanza con datos y metodologías, sino con voces que antes fueron silenciadas. A quienes han desafiado estas barreras se les debe nombrar con justicia: sabias.

Desde una perspectiva feminista, las mujeres científicas han roto con los marcos tradicionales de investigación y han construido epistemologías que desafían el conocimiento “neutro” y “objetivo”. Su trabajo ha evidenciado cómo la ciencia, lejos de ser universal, ha excluido experiencias y realidades de grupos históricamente marginados. Enfrentando resistencias, han demostrado que otra forma de hacer ciencia es posible, una que integre la diversidad y la equidad.

Para potenciar sus voces, las mujeres han tejido redes de apoyo y colaboración que han permitido avances fundamentales. Organizaciones como ONU-Hábitat han desarrollado investigaciones con perspectiva de género que han impulsado políticas públicas innovadoras. De manera similar, la Red Mexicana de Investigadoras Indígenas ha abierto espacios para integrar el conocimiento científico desde identidades indígenas, reconociendo las múltiples desigualdades que persisten.

A pesar de sus logros, la participación de las mujeres en la toma de decisiones científicas sigue siendo mínima. Aunque son mayoría en universidades, su presencia en puestos de liderazgo es escasa. Por ello, es urgente diseñar políticas públicas que garanticen su inclusión y reconocimiento. Celebrar su rebeldía y contribución a la ciencia no es solo un acto simbólico, sino un compromiso con la construcción de un mundo más justo e igualitario.