Toxina de sapo del desierto de sonora ayudará contra la depresión y la ansiedad, aseguran científicos

Mientras las enfermedades y padecimientos no dejan de crecer, los científicos constantemente buscan nuevos tratamientos y se han estado dando cuenta de que siempre han estado más cerca de la curación de lo que se cree, estudiando a fondo las propiedades de las ancestrales medicinas naturistas.

Ahora un grupo de expertos creen que un veneno modificado ayudará con la depresión y ansiedad. Aunque suene peligroso o extraño no es la primera vez que recurren a la toxina de un animal para crear medicina.

Por dar un ejemplo, se descubrió que la toxina de una araña puede luchar contra el cáncer. Sin ir muy lejos, todos los antídotos que conocemos se crearon en base al veneno de un animal.

El tema que hoy nos ocupa se refiere a que científicos del Hospital Monte Sinai de la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, han estado estudiando la toxina del sapo del desierto de Sonora.

Esté animal segrega en su piel un veneno no letal, que tiene efecto alucinógeno.

Los investigadores se dieron cuenta que la toxina “5-MeO-DMT” afecta directamente en los receptores de serotonina, los cuales se vinculan con la felicidad, triste y otras emociones.

Al darse cuenta de esto empezaron un nuevo proyecto donde quieren modificar ese veneno para eliminar los efectos alucinógenos, pero conservar el efecto de felicidad, al tiempo de buscar eliminar su factor “adictivo”.

La investigación terminó su fase teórica y recibió permiso para realizar pruebas en ratones.

Los científicos explicaron que lo que hace la toxina modificada es estimular la creación y receptores de serotonina, que es la parte clave de la “felicidad”.

Aseguran que hasta ahora las pruebas han sido altamente exitosas y no se ha reportado ningún efecto secundario o adverso. 

Pero los científicos del hospital neoyorquino aclaran que, “si bien no será una ‘cura definitiva’ sí tendrá un increíble impacto como herramienta de apoyo contra la depresión, padecimiento que cada vez es más común entre la población”.

 

Nota de Abel López Jiménez.