
Trastornos de ansiedad se vinculan a bajos niveles de nutrientes en el cerebro, estudio
Los trastornos de ansiedad podrían tener un origen más profundo de lo que imaginamos: niveles reducidos de un nutriente esencial en el cerebro que altera la forma en que procesamos el miedo y el estrés.
Así lo sugiere una investigación publicada en Nature Molecular Psychiatry, elaborada por un equipo internacional que analizó biomarcadores cerebrales mediante neuroimagen avanzada. El estudio aporta evidencia sólida sobre la relación entre la colina —un nutriente indispensable para la función neuronal— y el riesgo de desarrollar ansiedad.
El vínculo entre los trastornos de ansiedad y la colina: lo que revela la ciencia
Durante décadas, la ansiedad se entendió principalmente como un problema emocional o conductual. Sin embargo, los avances en neurociencia han ido desmontando esa idea. Según el estudio de Nature Molecular Psychiatry, las personas con trastornos de ansiedad muestran concentraciones más bajas de colina en regiones clave del cerebro, como la amígdala y la corteza prefrontal.
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La colina cumple funciones críticas:
Participa en la síntesis de acetilcolina, neurotransmisor del aprendizaje y la regulación emocional.
Contribuye al mantenimiento de las membranas celulares.
Interviene en la comunicación entre neuronas y en la plasticidad cerebral.
Investigadores explican que una disminución de este nutriente afecta la capacidad del cerebro para “apagar” la respuesta de alerta cuando ya no hay peligro, generando un estado de hiperactivación constante que se parece mucho a la ansiedad clínica.
¿Qué es la colina y por qué importa tanto para la salud mental?
Aunque la colina suele asociarse a funciones hepáticas o al desarrollo fetal, su importancia para el cerebro es igual de decisiva.El estudio señala que este nutriente forma parte de los compuestos que permiten la transmisión de señales nerviosas y la estabilidad estructural de las membranas neuronales.
¿Cómo influye la colina en las emociones?
Los investigadores explican que niveles bajos de colina pueden alterar:
La capacidad de modular el estrés.
La forma en que el cerebro percibe amenazas.
La rapidez con la que se activa la respuesta de “lucha o huida”.
Por eso, algunas personas parecen entrar en un estado de preocupación permanente aun sin un detonante claro.La colina como biomarcador emergente
El estudio abre la puerta a considerar la colina como un biomarcador que, en el futuro, podría ayudar a predecir quién tiene mayor riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad. Es un enfoque que resuena con la tendencia actual de personalizar la salud mental desde un enfoque biológico.
Un hallazgo que desafía lo que creíamos sobre la ansiedad
El trabajo publicado en Nature no solo confirma la asociación entre colina baja y ansiedad: derriba la idea de que los trastornos emocionales son puramente psicológicos. Este hallazgo apunta a una conexión físico-química más clara, donde los desequilibrios nutricionales juegan un papel más significativo de lo pensado.
No significa que la ansiedad se “cure” con un suplemento, sino que el cerebro necesita ciertas condiciones nutritivas para funcionar correctamente. El estudio sostiene que, sin niveles adecuados de colina, los circuitos que regulan el miedo se vuelven más reactivos.
