Ganó Canelo la pelea. Y Munguía ganó el respeto de la afición.

Jaime Munguía enfrentó a Canelo Álvarez en una pelea que, aunque no dejó un legado significativo para el historial del campeón indiscutible de peso supermediano, sí marcó un hito en la carrera del retador.

Con un inicio potente y aprovechando su fortaleza física, Munguía dejó una grata impresión a pesar de probar la lona por primera vez en su carrera y perder su invicto.

El encuentro tuvo lugar en el T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada, ante una audiencia de 17,492 aficionados.

Aunque Canelo dominó los ocho asaltos finales y se llevó la decisión unánime, la valentía y el esfuerzo de Munguía fueron destacados por muchos, incluyendo al propio Álvarez.

Canelo elogió la fuerza de Munguía pero señaló su lentitud y cómo pudo anticipar y contrarrestar sus golpes. La diferencia de experiencia entre ambos boxeadores fue evidente, con Álvarez ajustando su estrategia durante la pelea y evitando riesgos innecesarios.

A pesar de la derrota, Munguía demostró determinación y coraje al mantenerse en la pelea hasta el final, intercambiando golpes con uno de los mejores boxeadores de la actualidad. Su juventud y su disposición para aprender y enfrentar desafíos futuros sugieren que aún tiene una carrera prometedora por delante, aunque difícilmente llegará al nivel de su oponente de esa noche.

La pelea no solo fue una defensa exitosa para Canelo Álvarez, sino también un momento crucial en la trayectoria de Jaime Munguía, quien, a pesar de la derrota, ganó el respeto y la admiración de la afición por su valentía y determinación en el ring.

 

Por Luis Martínez Alcántara.